OPNION
DE QUIM MONZO EN LA VANGUARDIA AL RESPECTO
DEL NUEVO LOGO DE TIMOFONICA.ES
Transcripcion
EL ADGFAD ha emitido un comunicado en el que lamenta el nuevo logotipo de Telefónica
Si quiere, se lo digo más alto
QUIM MONZÓ
Telefónica ha decidido cambiar su imagen gráfica. La noticia
ha aparecido en los diarios, ilustrada con el nuevo logotipo, que consiste en
la palabra "Telefónica" en verde, con una tipografía
casi caligráfica, de curvas suaves. El cambio de imagen costará
5.600 millones de pesetas.
A los diseñadores gráficos indígenas este cambio no les
ha hecho ni pizca de gracia. Para hacer público su enojo, el Adgfad --quizá
la asociación de diseñadores gráficos más importante
del país-- ha hecho llegar a la prensa un comunicado en el que lamenta
el resultado penoso, obra del estudio norteamericano de diseño The Future
Brand Company.
Dicen los del Adgfad que, conceptualmente, la marca no existe, que el logotipo
no consigue expresar nada, que remite "a productos alimenticios o a paradores
nacionales, a cualquier cosa menos a una empresa que vende tecnología
y comunicación".
Tienen razón. El nuevo logotipo de Telefónica es anodino, vacío,
banal. Los del Adgfad se quejan de que la compañía no confíe
en los diseñadores españoles --de "prestigio reconocido en
el mundo entero"-- y de que encarguen el trabajo a un estudio americano.
Yo ahí discreparía ligeramente y adoptaría la actitud que
los aficionados al fútbol adoptan en general ante el fichaje de jugadores
extranjeros: si realmente son mejores que los de aquí, bienvenidos. Pero,
si son de igual o peor calidad, ¿por qué ficharlos? Pues con los
diseñadores, lo mismo. Este logotipo de Telefónica es, se mire
como se mire, una auténtica birria. Es como haber fichado a Zenden teniendo
a Jofre en casa.
El criterio gráfico de Telefónica ha dejado siempre mucho que
desear. Si no me equivoco, la marca y el logotipo actuales los creó Josep
M. Civit hará seis o siete años. En principio era una T derecha,
simétrica y en un círculo, que recordaba vagamente un teclado
telefónico. A su lado, en letra redonda, "Telefónica".
Se gastaron una millonada en implantar esa imagen: en las fachadas de las sucursales,
en los listines, en las cabinas, en las furgonetas, en los anuncios... Cuando
estuvo del todo implantada, de repente acordaron volverla a cambiar. Quizá
algún mandamás decidió que le parecía poco dinámica.
Podía haberlo decidido antes de aceptarla, diría alguien sensato.
Pero Telefónica no razona igual. Pusieron en cursiva la palabra "Telefónica"
y la T de la marca. El círculo que la rodea se convirtió en un
óvalo multicolor. Los botoncitos originales dejaron de ser simétricos
y, ya puestos, añadieron alguno más, en plan psicoespacial. Hubo
que volver a reponer todo lo que se había repuesto poco tiempo antes:
rótulos en las sucursales, listines, cabinas, furgonetas, anuncios...
Aún en alguna sucursal de Telefónica que se les escapó
se puede ver esa efímera marca, en verde y azul.
Pero tampoco esa manipulación les ha debido convencer porque ahora, pocos
años más tarde, sacan otra nueva imagen. ¡Oído, barra!
Telefónica debe creer que las marcas caducan cada lustro, como los planes
quinquenales en la Unión Soviética. Inseguridad, frivolidad, falta
de coherencia y una profunda incultura gráfica: esa es la imagen que
da Telefónica con tanto quita y pon.